La cocina es mi rincón preferido; el alma y el calor de mi hogar. No importa si mi vida o mis circunstancias han cambiado. Alrededor de mi mesa con sus platos hondos y llanos estarán mis seres queridos y con ellos mi corazón. Una buena cocina está llena de amor. Lo que sé, me lo enseñó alguien que amó mucho y amó bien. Un hombre esencialmente bueno que cocinaba de maravilla, mi padre. Por él, por mis hijos y por esos otros amores que llenan mi día a día, vivo y cocino.

lunes, 5 de septiembre de 2011

DESDE ALEMANIA CON AMOR

Hemos hecho un viajecito familiar, el primero en mucho tiempo y aunque no se cuando lo repetiremos, ha sido una experiencia muy agradable, por eso de estar todos juntos disfrutando de lo mismo. Mis hijos ya son muy mayores y hace mucho que no viajaban con nosotros.
Escogimos un circuito por La Selva Negra y La Alsacia. Siempre he renegado de los viajes organizados y reitero mi opinión, pero no todo ha sido malo. Fueron 8 días muy intensos en lo que he conocido gente estupenda y sitios preciosos. Mención especial merece nuestra guía; Cristina, un besito muy fuerte y mil gracias por tu paciencia y saber hacer. Envío, también, un abrazo muy muy fuerte a Toñi y Mari Tere y a sus maridos ¡Chicos! fue un placer conoceros.
Hablando de la comida alemana (por lo menos, la que yo probé) lo mejor... la cerveza y después las salchichas, pero si te pasas siempre comiendo lo mismo puedes acabar un poco saturada.
Os dejo un pequeño reportaje fotográfico de nuestras andanzas.

Las insuperables cervezas alemanas



Con mis hijos ¡Que dos tipos!

Todos juntos antes de comer... ¿salchichas?


 Dos chicas de bandera

 Los productos de la huerta en plena Selva Negra


 Parterres de plantas medicinales y aromáticas


 Todos juntos


Mi gente




Ahora, unas cuantas de rincones variados todos ellos preciosos





















y por último, el descanso del guerrero (es decir, de nuestros cansados pies)


Aquí termina mi aventura alemana. En la próxima entrada os invito al aperitivo ¿os apetece?